Yeshiva

Hershl era un importante bodeguero que se desplazaba por Europa con cientos de barriles de vino. En el medio del cami­no se encontró con un judío que le pidió viajar con él hasta la próxima ciudad.

El hombre llevaba bastante dinero y te­nía miedo de viajar con los carreteros de la zona. Hershl aceptó. Lo hizo subir y el hombre escondió su dinero en uno de los barriles vacíos.

Después de dos días y una noche de via­je llegaron a la ciudad. El hombre le agra­deció por la amabilidad y, antes de despe­dirse, procedió a retirar su dinero. Grande fue su sorpresa cuando descubrió que el barril estaba vacío. Le preguntó a Hershl si sabía algo de la fortuna, pero Hershl le respondió que no podía creer la mala suerte de aquel hombre. Quizás, le sugi­rió, la noche del descanso algún carretero presintió su riqueza y se la había robado. La respuesta no le pareció satisfactoria, el hombre y Hershl comenzaron a discutir. No conseguían ponerse de acuerdo y lle­garon a una instancia rabínica.

En la ciudad en la que se encontraban, un Beit Din iba a resolver el conflicto y determi­nar quién había sido el verdadero ladrón.

Se presentaron frente a un Rabino y ca­da uno dio su versión de los hechos. El Rabino analizó la situación y no fue muy difícil para él llegar a la conclusión de que el bodeguero sustrajo el dinero.

El reto consistía en poder generar el re­conocimiento del hecho por parte del pro­pio Hershl. Decidió mandarlos a llamar y les dijo lo siguiente:

-Si el dinero no se encuentra es eviden­te que un carretero lo sustrajo. El proble­ma es que, si es así, el vino quedaría prohibido porque eso implicaría que el gentil tuvo que revisar varios barriles hasta en­contrar el dinero. Por lo tanto, la venta de ese vino quedaba suspendida de inmedia­to por razones de Cashrut.

Hershl que hasta ese momento se encon­traba relajado y de buen humor al oír las palabras del Rabino cambió su semblante de inmediato. Se puso de pie y con suma preocupación dijo: yo mismo voy a revisar cada uno de los barriles para constatar que el dinero no haya quedado allí. De inme­diato procedió a la búsqueda y al rato apa­reció el dinero. Por equivocación, dijo Hershl, la vez anterior no había revisado esa hilera de barriles.

Hershl, no sólo no supo reconocer que había sido descubierto, sino que hasta tu­vo tiempo de felicitar al Rabino por su for­ma de impartir justicia.

La sabiduría de la Torá nos permite conocer tanto las cualidades humanas manifiestas, como las que pretenden ocultar.
Una Ieshivá es el laboratorio donde se analizan todos los comportamientos que hacen a nuestras reacciones.

Eso es lo que se trabaja para que pue­da surgir lo más auténtico y genuino de nuestro ser. Es lo que permite la verdadera alegría, honestidad genuina. Mol­dea nuestro carácter para que las reac­ciones sean pensadas y no impulsivas, controladas y no pasionales.
Así se forma un ser humano medido, modesto, responsable y aplomado, cuali­dades que todo ser humano debe conse­guir para cumplir con su deber de cónyu­ge, de padre, de empleado, de emplea­dor, etc.
Históricamente así trabajaron todos nuestros referentes en todas las épocas. Hoy también damos continuidad a nuestro pueblo tomando el enorme desafío de continuar los mismos tratamientos de esencia para una generación que los vertiginosos cambios no les permite ana­lizar; una medida en profundidad, que ya hay que salir en búsqueda de algo diferente.
Nuestro futuro está garantizado con todos los elementos que la Torá nos pro­porciona; tomándolos adecuadamente nos permitirá construirlo.

Ieshivat Jazón Iejeskel

Entrevista al Rab Daniel Mohadeb

La IESHIVA comenzó con un grupo de seis jóvenes de la comunidad, algunos de ellos egresados del colegio Iosef Caro, que en el verano de 1989 viajaron a Israel y al regresar, el Rab Oppenheimer “tuvo la visión” que la continuidad de la educación de un joven desde su adolescencia, debe ser en el ámbito de una Ieshivá (según la disponibilidad horaria del joven y demás cuestiones), pero es vi­tal para un joven formar su visión de la ética y otras cosas tan importantes den­tro de esta atmósfera.

Desde lo personal, sabía que enfrenta­ba un interesante desafío. Como todo proyecto comunitario, pretender confor­mar todas las expectativas y deseos no siempre es posible.

Nuestra historia no es joven. Milena­riamente hablando, la devoción por el conocimiento de lo importante y trascen­dente forma parte de nuestra esencia.

La IESHIVA funciona en tres modali­dades:

  1. Un grupo fijo de estudio, conformado por hombres casados denominado KOLEL, y junto a ellos también jóve­nes que diariamente, durante la jorna­da completa profundizan en el mar del TALMUD y otros temas de importancia capacitándose así para ejercer en tantas áreas que hacen a la continui­dad.
  2. Grupos de estudio intercalados sema­nalmente; algunos luego de su activi­dad laboral – profesional asisten a sus clases. Muchas de ellas son dictadas por el grupo anterior (los avrejim)
  3. Un importante flujo de gente de dife­rentes edades concurre intercaladamente durante la semana, y para ellos se organizan: Cursos de TORA espe­cialmente para gente que se interesa en cómo introducirse en una nueva modalidad de estudio. Conferencias, charlas de esclarecimiento, sobre te­mas como: la elección de pareja, edu­cación, la felicidad en un hogar, etc.

Acercarse y consultar cuál sería la mejor propuesta de estudio que le pro­pone la leshiva, que se adecúe a su nivel. Y entender por qué es indispensable el estudio para un judío.

Uno de los escollos más difíciles de vencer es el miedo que proviene del pre­juicio instalado en la sociedad a todo lo que sea judaísmo original, no obstante la inquietud por el conocimiento, lo vence.

Este espacio no puede abarcar todo el contenido de TESHUVA, sin embargo, podríamos dar un lineamiento general sobre el tema.

Hay muchos aspectos de nuestra con­ducta que nos gustaría perfeccionar, puede ser el carácter, la concentración, (nos dispersamos y perdemos el control de nosotros mismos) darle un verdadero sentido a la vida, etc. Cada uno de estos aspectos requieren de TESHUVA, es decir, administrar mejor el recurso que se nos ha dado, potenciar los positivos y en causar los otros convirtiéndolos en punto de apoyo para conocerse a uno mismo y percibir cómo un ser humano puede su­perarse.

El estudio de TORA. Desde tempranas horas de la mañana y hasta bien tarde de noche hay personas nutriéndose de estu­dio de TORA. Esta es la protección de nuestra IESHIVA, y el pueblo de Israel en su conjunto.

LA IESHIVITA

Es un programa de estudio de TORA optativo para niños de 12 a 72 grado.

Los participantes se retiran del colegio a las 16.30 hs. y “suben” a la IESHIVITA donde los Morim los esperan con una nutritiva merienda, que la disfrutan mientras escuchan enriquecedores Maa­sim (Historias de nuestros Jajamim). Luego estudian Mishná o Guemará, se­gún los grupos hasta las 17.30 hs.

La IESHIVITA se desarrolla en un cli­ma ameno y distendido fortaleciendo el vínculo entre los niños con sus Morim generando un entusiasmo tal que, fruto al gran crecimiento de sus integrantes, fue necesaria la contratación de más Morim y a la ampliación de sus días y horarios.

Tan fuerte fue el impacto de la IESHI­VITA que generó un intenso sentido de pertenencia y despertó en los chicos un orgullo por ser los que, sin obligación al­guna, eligieron ser parte de este proyec­to para estudiar más TORA, crecer y ser mejores iehudim

Los esperarnos!!

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